jueves, 7 de abril de 2011

Una explotación legal

Son numerosos los colectivos sociales que sufren diariamente las embestidas del neoliberalismo; pero el de la juventud es, si cabe, el más vilipendiado de todos. Paradójicamente, la generación que acaba de entrar en el mercado de trabajo -o que está a punto de hacerlo-, a pesar de ser la más preparada de las últimas décadas, vivirá en unas condiciones sociolaborales más precarias que las de sus padres.
El periodismo se ve afectado de lleno por esta realidad. Los becarios cobran (cuando lo hacen) entre ciento y pico y 400 euros por cinco horas diarias, aunque no es raro que esa remuneración la reciban por hacer las veces de un trabajador normal, con una jornada laboral más extensa. En cuanto al contrato de prácticas, una figura muy golosa para el empresario, el sueldo, legalmente, puede ser el 60%, el primer año, y el 75%, el segundo, del que recibe otro trabajador con el miso cargo.
Esta circunstancia hace de los jóvenes becarios y trabajadores en prácticas un instrumento para que los empresarios empleen mano de obra barata, y convierte el carácter formativo en un mero pretexto. Por otro lado, es una falsedad que las personas que realizan las “prácticas” tienen altas probabilidades de obtener un puesto en el medio; los datos sostienen que apenas un 9% lo consigue.
Así las cosas, la realidad dibuja un panorama en el que los empresarios no sólo explotan a los jóvenes mientras trabajan para ellos, sino que además los adoctrinan durante la carrera a través de su influencia en la elaboración de los planes de estudios, de forma que la universidad, especialmente tras aplicar Bolonia, queda relegada a una mera correa de transmisión del mercado. Revertir la situación es trabajo de todos. Félix Povedano Mínguez.

martes, 5 de abril de 2011

Poner puertas al campo

La pasada semana, The New York Times implantó un sistema de pago para su edición digital, por lo que el acceso deja de ser totalmente libre y gratuito. El diario se suma así al cobro por los contenidos en la Red, una práctica cada vez más extendida en el sector y en la que destacaban ya periódicos como Wall Street Journal y Financial Times. Quienes ahora deseen leer todas las publicaciones digitales del diario neoyorkino deberán pagar 25 euros al mes. Este hecho contribuye a consolidar una tendencia que limita el acceso a la información periodística, a la vez que da la razón a aquellos que advertían sobre la posibilidad de encontrar un Internet menos libre en el futuro. Quienes defienden esta privatización lo hacen con la premisa de que la prensa escrita va a desaparecer de manera inminente, lo cual es falso (es cómoda de portar y no depende de variables tecnológicas para ser leída). Por tanto, en tanto que exista el papel, carece de sentido cobrar a los lectores por ambos formatos. Pero si desapareciera y entonces se exigiera pagar por el formato digital –pese a que los medios reciben ingresos de publicidad y subvenciones-, la universalización del sistema de pago no habría consistido en una mera sustitución de formatos, sino que habría supuesto un retroceso en acceso informativo, pues la cuota mensual que se abona sólo permite visitar los medios de un mismo grupo empresarial, no el amplio abanico que puede encontrarse ahora gratis en la Red, o en un kiosko, por poco más de 1 euro cada ejemplar, y sin necesidad de contratos vitalicios que obliguen a amortizar el dinero leyendo un único periódico. El sector público deberá intervenir para garantizar la pluralidad informativa y su acceso efectivo. Félix Povedano Mínguez.