Son numerosos los colectivos sociales que sufren diariamente las embestidas del neoliberalismo; pero el de la juventud es, si cabe, el más vilipendiado de todos. Paradójicamente, la generación que acaba de entrar en el mercado de trabajo -o que está a punto de hacerlo-, a pesar de ser la más preparada de las últimas décadas, vivirá en unas condiciones sociolaborales más precarias que las de sus padres.
El periodismo se ve afectado de lleno por esta realidad. Los becarios cobran (cuando lo hacen) entre ciento y pico y 400 euros por cinco horas diarias, aunque no es raro que esa remuneración la reciban por hacer las veces de un trabajador normal, con una jornada laboral más extensa. En cuanto al contrato de prácticas, una figura muy golosa para el empresario, el sueldo, legalmente, puede ser el 60%, el primer año, y el 75%, el segundo, del que recibe otro trabajador con el miso cargo.
Esta circunstancia hace de los jóvenes becarios y trabajadores en prácticas un instrumento para que los empresarios empleen mano de obra barata, y convierte el carácter formativo en un mero pretexto. Por otro lado, es una falsedad que las personas que realizan las “prácticas” tienen altas probabilidades de obtener un puesto en el medio; los datos sostienen que apenas un 9% lo consigue.
Así las cosas, la realidad dibuja un panorama en el que los empresarios no sólo explotan a los jóvenes mientras trabajan para ellos, sino que además los adoctrinan durante la carrera a través de su influencia en la elaboración de los planes de estudios, de forma que la universidad, especialmente tras aplicar Bolonia, queda relegada a una mera correa de transmisión del mercado. Revertir la situación es trabajo de todos. Félix Povedano Mínguez.
El periodismo se ve afectado de lleno por esta realidad. Los becarios cobran (cuando lo hacen) entre ciento y pico y 400 euros por cinco horas diarias, aunque no es raro que esa remuneración la reciban por hacer las veces de un trabajador normal, con una jornada laboral más extensa. En cuanto al contrato de prácticas, una figura muy golosa para el empresario, el sueldo, legalmente, puede ser el 60%, el primer año, y el 75%, el segundo, del que recibe otro trabajador con el miso cargo.
Esta circunstancia hace de los jóvenes becarios y trabajadores en prácticas un instrumento para que los empresarios empleen mano de obra barata, y convierte el carácter formativo en un mero pretexto. Por otro lado, es una falsedad que las personas que realizan las “prácticas” tienen altas probabilidades de obtener un puesto en el medio; los datos sostienen que apenas un 9% lo consigue.
Así las cosas, la realidad dibuja un panorama en el que los empresarios no sólo explotan a los jóvenes mientras trabajan para ellos, sino que además los adoctrinan durante la carrera a través de su influencia en la elaboración de los planes de estudios, de forma que la universidad, especialmente tras aplicar Bolonia, queda relegada a una mera correa de transmisión del mercado. Revertir la situación es trabajo de todos. Félix Povedano Mínguez.
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