Se cumplen hoy 45 años del choque de dos aviones de EE UU en la localidad almeriense de Palomares, accidente que se saldó con la muerte de siete ocupantes y la caída de cuatro bombas atómicas, tres de ellas en tierra y una perdida en el mar. Pese a lo trágico de la situación, nunca se han llegado a investigar convenientemente los hechos, y mucho menos sus consecuencias, por peligrosas que pudieran seguir siendo.
Lo más que hizo EE UU en aquel momento fue emprender la búsqueda de la bomba hundida en el mar, siempre con el objeto de evitar que cayera en manos enemigas, algo que preocupaba mucho más que las posibles consecuencias para la salud del pueblo. A pesar del interés de los americanos en hallar la bomba, tuvo que ser un pescador de la zona que había presenciado el siniestro el que les indicara dónde se encontraba.
Ni EE UU ni el Gobierno quisieron realizar un estudio del suceso, pero ello no impidió al Régimen asegurar que el peligro era inexistente, sin más garantía que el baño público que el exministro franquista de Información y Turismo Manuel Fraga se dio en la supuesta zona afectada. Hoy, 45 años después, se puede afirmar que sí hubo consecuencias dañinas. Expertos catalanes en Medicina informaron de que Palomares, tras el accidente, llegó a ser la zona con mayor contaminación de plutonio en el planeta. En esa línea se ha expresado recientemente el toxicólogo Eduard Rodríguez, quien sostiene que llegó a haber gente contaminada con plutonio, según análisis de orina realizados. Sin embargo, las autoridades políticas del PP de la zona heredan aún el ocultismo franquista y evitan tomar medidas de investigación y reparación. Félix Povedano Mínguez.
Lo más que hizo EE UU en aquel momento fue emprender la búsqueda de la bomba hundida en el mar, siempre con el objeto de evitar que cayera en manos enemigas, algo que preocupaba mucho más que las posibles consecuencias para la salud del pueblo. A pesar del interés de los americanos en hallar la bomba, tuvo que ser un pescador de la zona que había presenciado el siniestro el que les indicara dónde se encontraba.
Ni EE UU ni el Gobierno quisieron realizar un estudio del suceso, pero ello no impidió al Régimen asegurar que el peligro era inexistente, sin más garantía que el baño público que el exministro franquista de Información y Turismo Manuel Fraga se dio en la supuesta zona afectada. Hoy, 45 años después, se puede afirmar que sí hubo consecuencias dañinas. Expertos catalanes en Medicina informaron de que Palomares, tras el accidente, llegó a ser la zona con mayor contaminación de plutonio en el planeta. En esa línea se ha expresado recientemente el toxicólogo Eduard Rodríguez, quien sostiene que llegó a haber gente contaminada con plutonio, según análisis de orina realizados. Sin embargo, las autoridades políticas del PP de la zona heredan aún el ocultismo franquista y evitan tomar medidas de investigación y reparación. Félix Povedano Mínguez.
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