El cierre del canal de noticias CNN+ ha servido para certificar dos realidades: que las empresas mediáticas no respetan los formatos de calidad ni para reproducir su propia ideología, y que la información y la cultura no son un derecho ciudadano. Al contrario; son, en la práctica, dos de tantos contenidos susceptibles de difundirse o ser echados a la basura, según disponga el mercado. CNN+ finalizó su emisión el pasado 28 de diciembre a las 00:00 como consecuencia de los acuerdos entre su empresa editora –PRISA- y Mediaset, accionista de Gestevisión Telecinco. Como resultado de las negociaciones, fue adquirido por Telecinco el canal de PRISA Cuatro, con quien CNN+ compartía estructura y redacción. Pese a ello, la cadena de noticias parece no caber en la nueva aventura de PRISA. La prueba más evidente de que la televisión de Berlusconi se ha cobrado ya el precio de los acuerdos es la aparición de Gran Hermano 24 horas en el canal digital que ocupaba CNN+. Así las cosas, PRISA acepta formar parte de un proyecto que subordina la información al entretenimiento más rancio.
Afortunadamente, el hecho ha generado algo de controversia, aunque los análisis de lo sucedido se quedan en la superficie. De hecho, la única crítica pasa por lamentar que “se sustituya realidad por telerealidad” y que desaparezca “una voz progresista”, comentario manifiestamente ingenuo. El problema real es que los derechos de información y cultura carecen de control popular y se dejan en manos de quienes responden sólo a sus necesidades de empresa, no a su función de servicio público. Pese a todo, Gran Hermano servirá para reflejar las secuelas sociales de la actual estructura mediática. Félix Povedano Mínguez.
Afortunadamente, el hecho ha generado algo de controversia, aunque los análisis de lo sucedido se quedan en la superficie. De hecho, la única crítica pasa por lamentar que “se sustituya realidad por telerealidad” y que desaparezca “una voz progresista”, comentario manifiestamente ingenuo. El problema real es que los derechos de información y cultura carecen de control popular y se dejan en manos de quienes responden sólo a sus necesidades de empresa, no a su función de servicio público. Pese a todo, Gran Hermano servirá para reflejar las secuelas sociales de la actual estructura mediática. Félix Povedano Mínguez.
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