Los pueblos del norte de África y Oriente Medio han iniciado una serie de revueltas para derrocar a los regímenes dictatoriales que los gobiernan y reivindicar derechos sociales y políticos. La inmolación a lo bonzo de un joven tunecino que pretendía protestar así por la situación económica de Túnez supuso el inicio de las movilizaciones. El presidente del Gobierno, Ben Alí, tuvo que abandonar el país, que ahora se debate entre el continuismo o la verdadera ruptura. Mientras, el pueblo de Egipto intenta echar del poder al líder del régimen, Hosni Mubarak. De momento, el tirano ha hecho algunas concesiones, como las promesas de reformar la constitución y no volver a postularse como presidente. El Ejército tampoco le obedece. Pero no se va.
Así las cosas, resulta imprescindible reflexionar sobre por qué estos regímenes, autoritarios e indiferentes ante las malas condiciones socioeconómicas de la población, han sobrevivido con tanta placidez, sin llegar a ser objeto ni de crítica periodística ni política. Organismos supranacionales y determinados países hacen ahora vagos y genéricos llamamientos a la democracia, cuando ellos mismos han apadrinado a regímenes tiránicos para salvaguardar sus intereses económicos y geoestratégicos. Para el vicepresidente estadounidense, Joe Biden, Mubarak no es un dictador. El FMI alabó la misma situación económica de Túnez que ha motivado la protesta. Las agencias de calificación de deuda bajan la nota de estos países debido a la “inestabilidad” que provoca la apertura democrática. Pueden hacerse reformas en el corto plazo, pero la verdadera democracia exige acabar también con esta “Comunidad Internacional”. Félix Povedano Mínguez.
Así las cosas, resulta imprescindible reflexionar sobre por qué estos regímenes, autoritarios e indiferentes ante las malas condiciones socioeconómicas de la población, han sobrevivido con tanta placidez, sin llegar a ser objeto ni de crítica periodística ni política. Organismos supranacionales y determinados países hacen ahora vagos y genéricos llamamientos a la democracia, cuando ellos mismos han apadrinado a regímenes tiránicos para salvaguardar sus intereses económicos y geoestratégicos. Para el vicepresidente estadounidense, Joe Biden, Mubarak no es un dictador. El FMI alabó la misma situación económica de Túnez que ha motivado la protesta. Las agencias de calificación de deuda bajan la nota de estos países debido a la “inestabilidad” que provoca la apertura democrática. Pueden hacerse reformas en el corto plazo, pero la verdadera democracia exige acabar también con esta “Comunidad Internacional”. Félix Povedano Mínguez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario