miércoles, 23 de marzo de 2011

¿Nucleares? No, gracias

Las explosiones en la central nuclear de Fukushima ocasionadas por el terremoto y el tsunami acaecidos este mes en Japón han abierto de nuevo el debate sobre la energía nuclear. No es para menos: el desastre ha provocado la expulsión a la atmósfera de partículas radiactivas, por lo que las autoridades han tenido que demarcar una zona de seguridad de 30 kilómetros. Además, en las proximidades de la central se han registrado valores entre 8 y 10 veces más altos que los máximos soportados por los humanos, y en Tokio, medidas de radiación superiores a las normales. Por otro lado, en la escala que mide el grado de peligrosidad, la central se encuentra en el 6 –cuando el 7 es para accidentes muy graves, como el de Chernóbil-.
A pesar de que el Gobierno asegura que las radiaciones no presentan peligro más allá de la zona de exclusión, hay una veintena de afectados severamente, lo que, junto a las demás consecuencias citadas, es ya motivo de alarma. Por ello, más allá de acciones oportunistas de última hora –como la decisión de la canciller Merkel de suspender el plan que alargaba la vida a las centrales- el asunto de lo nuclear requiere un debate urgente. No sólo por la gran peligrosidad de ese tipo de energía, sino también por la necesidad de impulsar las renovables y establecer un modelo eficiente a la vez que respetuoso con el medio. Ese debate no puede ser ajeno a la sociedad española, máxime cuando España exporta ya electricidad nuclear a Francia. Con tal exceso de potencia instalada, hoy se podría prescindir de las nucleares en este país. Una desaparición progresiva para poder desarrollar a la vez las renovables parece una alternativa sensata. Félix Povedano Mínguez.

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